Y si es que al final tenemos que ser de hierro?. ¿Y si no los somos? Por qué ese empeño en seguir viendo dos mundos; por qué no podemos vivir en paz. No sólo tenemos que preocuparnos por conseguir sobrevivir, sino también debemos subsistir y escondernos. Huir, incluso del mundo para encontrar ese lugar apartado de la mano de Dios, para poder respirar aires de libertad, y así evitar ser señalados o simplemente dejar de sentirnos observados.
No es una obsesión, es una realidad. Nuestro trabajo y nuestra personalidad se ven prejuzgadas por nuestra condición.
Ni somos de hierro, ni queremos vivir atrapadas en este armario social que se nos ha construido. Somos humanos, y el amor no es antinatural en ningún tipo de manifestación. Forma parte de nosotros, seamos el tipo de persona que seamos.
Como cualquier otro ser humano, necesitamos del aire para respirar bocanadas de esperanza, y del sol para broncear nuestras pieles sedientas de libertad y no libertinaje, no apostamos por la anarquía ni el nihilismo, todavía seguimos siendo seres humanos sedientos de ideales, creencias, cultos, normas.
¿Por qué son mis iguales los que van en contra mía y se enfunda la máscara de propagadores de este dolor absurdo e innecesario? Desde luego, que todavía no somos guerreros, aunque no por ello no dejaremos de luchar.
(Latentes)
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