QUEREMOS SER LIBRES, SOÑAR, VIVIR, AMAR, NO DOLOR, NO RECHAZO, TODOS SOMOS HOMOS

Sueña el rey que es rey, y vive con ese engaño disponiendo y gobernando... qué triste pensar que haya quien se empeñe en reinar sabiendo que a de despertar en el sueño de la muerte... Pero así es el mundo y la vida, en difinitiva todos sueñan lo que son aunque ninguno lo entienda... la vida es un sueño. Y si en ese sueño hay amor, qué más da de qué sexo sean las personas, y en qué acera se encuentren, las personas somos personas, sigamos soñando, que la vida son sueños y los sueños sueños son.

(Latentes)


NO SOMOS ORGULLOSOS

NO SOMOS ORGULLOSOS
No al orgullo, porque somos personas, porque somos iguales, porque no tenemos que hacernos notar más, poque somos uno más, porque nuestra orientación sexual no nos define, somos lo que sentimos, lo que pensamos, somos necesarios, porque todos necesitamos de todos para ser felices, por eso NO SOMOS ORGULLOSOS.

ESTO ES SENTIMIENTO Y LO DEMÁS TONTERÍA

No habrá nadie que me diga dónde está mi lugar, porque conozco el lugar donde han de acabar mis pasos; a sus pies. Y no habrá barrera, ni mar, ni cueva que me impida llegar hasta ella. Nadie interceptará por lo nuestro, porque aunque así lo fuera y acabáramos en las mismísimas antípodas la una sin la otra, ni siquiera ella misma con la mano del viento podría borrar el brillo de sus ojos enamorados. Aunque quieran nadie podrá borrarlo, ni siquiera ella misma, y nadie podrá evitar que siga sintiéndolo, nadie, tampoco yo.

Por ello, porque el huracán del amor no se puede controlar, olvida, tú, todo lo demás y déjate llevar por tu sentir que es el que sabe qué es bueno para ti.

Somos así, y es bueno porque somos tal como sentimos ser. Un sueño desde luego, pero está vez es mucho más que esa vaga ilusión nocturna que se pierde en los claroscuros del amanecer. Esta vez es real, y es NUESTRO y a los demás, si no quieren entenderlo, que les dén.


(Latentes)


miércoles, 24 de febrero de 2010

El lenguaje del amor

LATENTES: Tal vez el amor no se merezca un texto tan largo, pues tan sólo se puede resumir con una mirada, con una caricia, con un silencio, con un te quiero, sin embargo, es tan importante y nos da tanta vida, y nos reafirma como personas que no sería justo que pasáse desapercibido aquello por lo que realmente nos mueve, y el motivo por el que continuamos con este blog y estos ideales. Saludos nuestros queridos "HOMOS". :)




El lenguaje del amor

Hay momentos en la vida en que somos tímidos para expresar el amor que sentimos. Quizá por temor a avergonzar a la otra persona o a avergonzarnos nosotros mismos, dudamos en decir “Te quiero” y tratamos de comunicar la idea con otras palabras…
Decimos “Cuídate”, “No manejes rápido”, “Pórtate bien”… Pero en realidad, estas son diferentes maneras de decir “Te quiero…”, “Eres lo más importante para mí…”, “Me importa lo que te suceda…”, “No quiero que estés mal…”, etc.
A veces somos muy extraños. La única cosa que queremos decir y la única cosa que debemos decir, es la única cosa que no decimos. Y aún así, porque el sentimiento es real y la necesidad de decirlo es tan fuerte, usamos otras palabras y signos para decir lo que realmente queremos decir.
Y muchas veces el significado nunca se comunica del todo, y la otra persona se siente ignorada o tal vez no tan querida…
Por eso, debemos escuchar el amor en las palabras que las otras personas nos dicen, algunas veces las palabras explícitas son necesarias, pero muchas veces es más importante la manera como se dicen las cosas…
Un apodo dicho cariñosamente porta mayor afecto y amor que los sentimientos que son expresados de manera poco sincera.
Un abrazo o un beso impulsivos dicen “Te amo”, aún cuando las palabras digan algo diferente. Cualquier expresión de preocupación de una persona por otra dice “Te quiero”.
A veces la expresión es vulgar, a veces incluso cruel. A veces debemos mirar y escuchar muy atentamente el amor que contienen… Pero muy frecuentemente está allí, debajo de la superficie.
Una madre puede regañar a su hijo constantemente por sus notas o por no limpiar su cuarto. El hijo puede escuchar sólo el regaño, pero si escucha atentamente, escuchará el Amor debajo del regaño. Su madre quiere que él haga lo correcto, que sea exitoso.
Desgraciadamente, su preocupación y amor por su hijo emergen en su regaño. Pero también es Amor.
Una hija regresa tarde a casa, después de su permiso, y su padre la confronta con palabras amargas. La hija puede sólo escuchar la ira, pero si escucha atentamente, escuchará el Amor debajo de la ira. “Estuve preocupado por ti…” dice el padre, “porque me importas, porque te quiero y porque eres importante para mí…”
Decimos “Te amo” de muchas maneras: con regalos de cumpleaños, con notitas dibujadas, con sonrisas y a veces con lágrimas. A veces mostramos nuestro Amor cuando nos mantenemos en silencio, sin decir ni una palabra, y a veces incluso hablando bruscamente.
A veces mostramos nuestro Amor a través de la impulsividad. Muchas veces tenemos que demostrar Amor perdonando a alguien que no ha escuchado el Amor que hemos tratado de expresar.
El problema de escuchar el Amor es que no siempre entendemos el lenguaje del Amor que la otra persona está usando.
Una chica puede usar las lágrimas o las emociones para decir lo que quiere decir, y su novio puede no entenderla porque espera que ella le hable en el lenguaje de él.
Por eso, tenemos que esforzarnos por realmente escuchar el Amor. El problema con nuestro mundo es que la gente rara vez se escucha el uno al otro. Oyen las palabras, pero no escuchan en las acciones que acompañan a esas palabras o en las facciones del rostro.
O la gente sólo escucha el rechazo o el malentendido. No ven el Amor que está allí, debajo de la superficie, aún cuando las palabras sean amargas…
Tenemos que escuchar el amor en aquellos que están alrededor nuestro… Si escuchamos atentamente, descubriremos que somos muchísimo más amados de lo que pensamos.
Escuchemos al Amor y descubriremos que, después de todo, el mundo es un lugar muy amoroso…El Amor es feliz, nos hace reír, nos hace llorar, nos hace cantar, nos hace tristes, nos hace buscar una razón, nos hace pedir, nos hace dar, pero por sobre todo, nos hace Vivir.
No es la presencia o la ausencia de la gente lo que hace la diferencia, porque una persona puede no estar solitaria aún cuando esté sola.
Algunas veces es bueno estar solo. Pero eso no nos hace solitarios. No es un asunto de estar presente con alguien. El asunto es estar presente para alguien.
Así que recuerda: Si amas a alguien, díselo. Recuerda siempre decir lo que sientes. Nunca tengas temor de expresarte a ti mismo.
Aprovecha esta oportunidad para decirle a alguien lo que significa para ti. Aprovecha el día y no tengas reparos. Y lo más importante: Permanece cerca de tus amigos y tu familia, porque ellos te han ayudado a ser la persona que eres hoy y eso es lo más importante.
Haz la diferencia en tu día y en el de ellos. La diferencia entre expresar el Amor y los rencores es que los rencores a veces perduran más…
(autor desconocido)

sábado, 13 de febrero de 2010

LA HISTORIA DEL AMOR



Para entender la historia homosexual desde sus comienzos, se debe comenzar por desmitificar el concepto de que la homosexualidad es algo reciente, de estos tiempos, y que es algo que se ha regado recientemente a través del mundo. La sexualidad mundial es percibida de manera totalmente distinta a como se percibía en la mayoría del mundo durante el pasado milenio.
La diferenciación de géneros como la conocemos hoy día, hombre y mujer, que damos por hecho, no está documentada de forma tal en las primeras civilizaciones y tribus.
La Historia la escriben los vencedores. Deciden lo que recordaremos y lo que ocultaremos. Así ha sido con el eros masculino. Al mirar cualquier libro de texto de historia, podríamos creer que ninguna sociedad celebró el amor entre hombres o entre mujeres, que jamás un pintor, un poeta o un papa abrieron su cama o su corazón a otro hombre. Las pruebas del amor homosexual fueron discretamente suprimidas, como se hizo con griegos y romanos, o rápidamente destruidas, como se viene haciendo en la actualidad con las muestras de arte inca y maya que se han hallado recientemente. El resultado de este engaño ha sido una polarización innecesaria de la sociedad y un sufrimiento, jamás reconocido, padecido por las personas que se enamoran de otras de su mismo sexo. Libres de censuras, los antecedentes históricos revelan que la realidad es exactamente la contraria: que el instito del amor entre hombres como el instinto del amor entre mujeres es una constante universal. Lo único que varía es la actitud de la sociedad. Todas las culturas han regulado el amor entre hombres tejiendo diferentes rituales más o menos elaborados. Y algunas han intentado, sin éxito, hacerlo desaparecer.
En la antigua Grecia, el amor entre hombres era análogo en multitud de aspectos a los matrimonios de la época; se consideraban igual de importantes en la vida del individuo y encontraban su sitio en el marco de la mitología griega. Era la piedra angular de una tradición cultural en cuyo seno nacieron hace 2.500 años la democracia, el teatro, la filosofía, las matemáticas, la historia… Se consideraba que el amor masculino sacaba a la luz las mejores cualidades de un joven, particularmente su hombría y su valor. En la guerra, los soldados solían pelear codo con codo con sus amados, como en el famoso Batallón Sagrado de Tebas; con posterioridad, bajo el mando de Alejandro Magno y su amante Hefestión, los griegos conquistaron todo el mundo conocido. Pero Grecia tampoco era Utopía; la prostitución y la violación, a menudo acompañadas de la esclavitud, eran moneda corriente. En Japón, los aprendices de samurai solían emparejarse con guerreros mayores para ser formados en las artes del amor y de la guerra y el shogun tenía, además de sus concubinas, multitud de amantes masculinos, sus "nanshoku", inmortalizados por los pintores y escritores shunga, que inmortalizaron el "shudo", el camino de los efebos. Igualmente inmortalizaron la dureza de las vidas de los "tobiko", jóvenes actores itinerantes de teatro kabuki, que debían trabajar para el público sobre el escenario durante el día y satisfacer a sus clientes en la cama por la noche.
En los países musulmanes, famosos poetas árabes e iraníes, tales como Hafiz i-Shirazi y Abu Nuwas loaron y maldijeron a la vez las bellezas de los jóvenes (a los que a veces emborrachaban para seducirlos). Los hombres santos sufíes, desde la India hasta Turquía intentaron encontrar a Alá en la belleza de jóvenes imberbes. Los escritores inmortalizaron historias de amor homosexual en Las Mil y Una Noches. Hubo artistas tales como Riza i-Abassi, que deleitaron a reyes y príncipes con miniaturas y caligrafías persas exquisitamente trabajadas. Los mulás y los censores se revolvieron contra estas historias de amor entre homberes, pero éstas eran celebradas por hombres de todos los extractos de la sociedad, desde califas a porteadores, y todos deseaban ser servidos por "chicos de juventud eterna, tan bellos como las perlas" cuando llegasen al paraíso.
En Ameríca del Norte y en Siberia, ya en la Edad de Piedra, las tradiciones chamánicas reconocían los poderes espirtuales singulares de estos hombres y mujeres atraídos por el amor homosexual, como vemos en la tradición de los amerindios de los hombres de dos espíritus, que sobrevive aún hoy en día. En el occidente pre-moderno, el amor entre hombres sobrevivió prácticamente oculto y sólo salía a la superficie cuando los amantes tenían la desgracia de verse descubiertos o cuando artistas suficientemente resueltos para mofarse de las convenciones osaban mencionarlo. Multitud de artistas o músicos o poetas describieron el amor entre hombres, pero siempre de forma oculta. Miguel Ángel, por ejemplo, adornó la Capilla Sixtina con espléndidos desnudos masculinos. Shakespeare, que cantó a su amado en sus sonetos; Blake, quien se revolvió contra los clérigos que "con zarzas atan mis alegrías y mis deseos"; Withman cantó al cuerpo eléctrico. La lista de celebridades, artistas, hombres de Estado, personalidades de la Iglesia, caballeros y villanos que sintieron la atracción del amor hacia otros hombres -sólo o junto con el amor hacia mujeres- es infinita. La gran mentira de que el amor homosexual es contra natura no es sino una entelequia que no resiste las verdades de la historia y de la biología y depende exclusivamente de la censura para su supervivencia. Quienes trabajamos en el Proyecto Androphile, a través del esfuerzo de eruditos, deseamos contribuir a desmontar esta censura haciendo público el papel del amor entre hombres en la cultura y el espíritu del hombre, con sus éxitos, sus fracasos y las controversias que ha suscitado a lo largo de los milenios. Esperamos que la prosa, la poesía, la religión y la mitología, el arte y la filosofía aquí recogidas de todo el mundo permitan profundizar en la comprensión del lugar que el amor entre hombres ocupa en la naturaleza humana. En el momento de escribir estas líneas (invierno de 2004), puede que contribuya a alimentar el creciente debate sobre los matrimonios homosexuales, una tradición documentada en todo el mundo durante miles de años, pero en ninguna parte tan ampliamente o tan recientemente como en América del Norte, donde fue practicada y celebrada por muchas de sus poblaciones precolombinas.

martes, 9 de febrero de 2010

Con Tuenti

Ahora tambien nos podeis encontrar en Tuenti con el nombre de Latentes Ocho esperamos vuestra visita, comentarios, sugerencias y todo lo que querais añadir, será bien recibido.

¡ Y TÚ QUE MIRAS !! ¬¬'

¡ Y TÚ QUE MIRAS !!  ¬¬'
Aunque la quiera a ella, aunque el mundo se empeñe en señalarnos y decirnos que somos diferentes, el concepto es el mismo, sentimos, como todo ser humano.. "La libertad de amar no es menos sagrada que la libertad de pensar". (Victor Hugo)